traducido del inglés por
Juan Sebastián Hincapié Arana
El Samsara
es el ciclo de repetidos nacimientos y
muertes a través del cual Los seres no
iluminados deben pasar debido a sus ilusiones kármicas y pasiones ciegas. Pero
antes de entrar en detalles sobre este tema, entendamos, ¿Qué es un
"ser" o una "persona", según la enseñanza budista? y también,
¿qué es el “karma” y el “renacimiento”?
Entonces,
queridos amigos, imaginemos hay un auto frente a ustedes. Ahora imaginemos que
perdemos una de las ruedas y las ponemos a un lado. ¿Es el coche idéntico a
esta rueda? Luego tomemos otra rueda y procedamos de la misma manera,
haciéndonos la misma pregunta continuamos desarmando el coche y no nos
detenemos hasta que se retire cada componente del automóvil. Ahora preguntémonos
otra vez: ¿será que todos estos componentes tomados por separado representan el
automóvil? Lógicamente te darás cuenta que la respuesta es "no".
Entonces,
¿qué es realmente el vehículo? Es un nombre dado a un conjunto de elementos
reunidos en un momento dado. ¿Qué es la persona (un humano o un ser no humano) desde un punto de vista
budista? Un conjunto de Elementos reunidos en un momento dado. Estos elementos
están representados por ideas, sensaciones, sentimientos, pensamientos, etc. Todos
estos unidos representan al Ser humano o no humano. Esta explicación debe
tenerse en cuenta si queremos entender el budismo. La persona no es algo por sí
misma sino un conjunto de varias sensaciones, sentimientos, ideas,
pensamientos, etc. unidos en un momento dado.
La
característica fundamental de este conjunto es la transición, el dinamismo. Al
mirar a una persona, se verá una imagen de este movimiento, una imagen de este
conjunto en continuo movimiento. Si uno mirara a esa persona cuando él / ella
tenía tres años uno no habría visto lo mismo. Esto se debe a que en ese momento
se observa otro aspecto de este movimiento.
Los
componentes de la personalidad evidentemente tenían otro aspecto y una diferente
forma. Después de veinte años verás, por ejemplo, a otro John, Jorge o Carlos.
Algo todavía se conserva pero al mismo tiempo algo cambia. No soy idéntico a mi
viejo yo de tres años, y dentro de veinte años no seré completamente igual al
que soy ahora. En el budismo esto se llama la doctrina del no-ego o del no-yo.
Todas Las cosas existen debido a causas y condiciones, por lo que no tienen
ninguna naturaleza de propia o una identidad invariable. Por eso se dice que
están vacías. Cuando las causas y las condiciones se juntan, algo determinado existe,
cuando estas condiciones desaparecen, ese algo también desaparece. Cuando las
causas y las condiciones cambian, ese algo también cambia.
Ahora
observemos otro asunto. ¿Qué está causando que este conjunto se mueva? La respuesta de Buda es: el deseo y el ansia
(sed). Nuestros diferentes deseos y las tendencias nos determinan para avanzar
en una dirección u otra; cambian nuestra historia personal y generan karma,
acción. El karma es la ley de causa y efecto. El término "karma"
viene de la palabra sánscrita "karman" que significa acción, actuar
con pensamientos, obras y palabras. En conclusión, hay tres tipos de karma:
Karma de pensamiento y de palabra y karma de acción o cuerpo. Todo lo que
pensamos, hablamos o hacemos afectará nuestra historia personal. Lo que somos
ahora representa el resultado de lo que pensamos, dijimos o hicimos en el
pasado, en otra vida o en la vida presente; y lo que pensamos, hablamos y
hacemos en el presente creará nuestro futuro.
Hemos
dicho que lo que comúnmente se llama "persona" está en continuo cambio
y que después de diez años, por ejemplo, no se es idéntico al yo de hoy. Hemos
dicho que aunque no es lo mismo, algo todavía esta; pues bien, este algo es la
continuidad causal. Cuando un hombre incendia una pila de paja y el fuego se extiende
a todo el pueblo y destruye la casa de otro campesino situado en el lado
opuesto del pueblo, el primer campesino podría decir que él no tiene nada que ver con este desastre,
porque el fuego que quemó la casa del segundo campesino no es idéntico a la
llama que usó para prender fuego a su pila de paja. Pero hay una
continuidad causal entre el primer fuego y el que quemó el la segunda casa
campesina. Así es como son las cosas concernientes al karma. El conjunto en
movimiento continuo, es decir el ser humano o no humano, es movido por un deseo
que genera karma. Somos el resultado denuestro propio karma.
El
karma puede durar para siempre y determina nuestro nacimiento en otra vida. Así
que hemos llegado a lo que se llama "reencarnación". Pero desde el Punto
de vista del budismo una palabra más apropiada sería renacimiento. Cuando se
usa el término "reencarnación", la idea implícita es que habría una
Ser o yo independiente e inmutable que
pasa de un cuerpo a otro. Pero hemos subrayado en nuestra presentación que el
conjunto llamado "persona" está en continuo movimiento y
transformación, por lo que el término "flujo mental" se usa a menudo
en los textos budistas para enfatizar este constante cambio. Entonces, vemos
que la palabra renacimiento es más adecuada. Un hombre en su vida diaria muere
y renace permanentemente, de acuerdo a los cambios, las tendencias y los deseos
que ocurren en su flujo mental y el cuerpo físico.[1]
Hemos dado anteriormente el ejemplo de la edad de tres años y veinte años.
En el
momento de la muerte, nuestro karma personal determina la forma y el vehículo,
es decir, el cuerpo que la corriente mental tendrá en el próximo nacimiento.
Nuestros deseos necesitan un vehículo para seguirlos y cumplirlos en otra vida.
El ambiente donde naceremos en otra vida y la forma que tendremos dependerá del
karma. El Buda afirma ni un solo hombre puede escapar de su karma:
"Ni en el cielo, ni en medio del océano, ni
en las cuevas de las montañas: no hay lugar en este mundo donde puedas
esconderte de la consecuencias de tus obras “
El karma nos enseña que somos enteramente
responsables de lo que somos y de quien seremos. Nadie a parte de nosotros
mismos, ya sea un dios, un humano, o cualquier otro ser puede ser tomado como
responsable. Merecemos lo que nos sucede así esto sea difícil de aceptar.
[1] Cada 7 años nuestras
células se renuevan totalmente, por lo que no somos los mismos ni siquiera
físicamente.
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