Recibir la fe (shinjin) equivale a escapar de una gran carga. Sabemos que nos convertiremos en Budas en la Tierra Pura de Amida, sin importar nuestra situación actual. Esta alegría es como el alivio que sientes cuando te quitan una gran carga de los hombros y, de hecho, no hay mayor carga que la de no estar iluminado y ser un esclavo de la existencia samsárica. La carga de nuestra liberación la lleva el Buda llamado Amida, quien ya cruzó el Camino por nosotros. Cualquiera que lleve una gran carga se siente feliz cuando se la quitan, por lo que puedes sentirte feliz o sentir alivio cuando te encomiendas por primera vez al Buda Amida, si lograr la Budeidad o la liberación final del nacimiento y la muerte es lo más importante para ti. Sin embargo, esto no quiere decir que hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, pensarás en Amida o sentirás una alegría continua como para saltar por los aires. Nuestras vidas son de tal manera que siempre podemos ser abrumados por los problemas y preocupaciones diarias. Pero está bien, simplemente está bien ser así. No estamos obligados a saltar siempre de alegría porque Amida nos salva. A pesar de esto, la salvación de Amida está siempre presente, ya que nuestra sencilla fe en Él permanece con nosotros desde que la recibimos por primera vez en nuestros corazones. Suelo explicar que la fe, una vez recibida, se vuelve como respirar pues ella siempre ahí aunque no siempre la expreses conscientemente. No siempre sentimos nuestra respiración, pero esto no significa que la respiración no exista. A veces nos sentimos mejor cuando, por ejemplo, nos fascina el aire limpio de las montañas o de una hermosa mañana y respiramos larga y profundamente, mientras que otras veces estamos demasiado apurados y ocupados en nuestra vida diaria como para concentrarnos en esto. Sin embargo la respiración siempre ha estado ahí contigo desde que naciste, siendo parte de ti mismo, solo que no la expresas conscientemente cada minuto. Lo mismo se aplica a la fe y al Nembutsu. La fe está ahí, dentro de ti, desde la primera vez que confiaste en el Buda Amida y te has convertiste en una persona de fe. No importa lo que hagas en tu vida diaria, comer, dormir, ir al baño, pasar tiempo con tu novia o novio, estar triste o feliz, sobrio o borracho, la fe está ahí y no puede ser destruida (una vez recibida) por nada , ni siquiera por la peor de tus pasiones ciegas o apegos. De vez en cuando recuerdas que eres aceptado tal como eres y salvado por el Buda Amida, sientes de nuevo el alivio de alguien que ya no necesita depender de sí mismo para alcanzar la libertad del nacimiento y la muerte, y entonces expresas esta fe y dices “gracias” a Amida con Namo Amida Butsu.
También podemos comparar la situación con estar en prisión. Imagínate que alguien en quien confías te asegura que serás liberado en un año. Ese año en el que todavía estás en prisión es, por supuesto, difícil, pero también sabes con certeza que pronto llegará tu día de libertad. Por lo tanto, puedes sentir alivio y alegría al recordar tu seguridad, sin importar cuán difícil siga siendo yu vida cotidiana en prisión. Como explicó Shinran:
“Alegría' (kangi): significa regocijarse de antemano por estar seguro de lograr lo que se debe lograr.”[1]
Como dijo Shinran:
“Las nubes y nieblas de la codicia, el deseo, la ira y la enemistad
Cubre continuamente el cielo de la verdadera fe;
Sin embargo, así como la luz del sol es obstruida por nubes o niebla,
Debajo de ellos hay luz y no hay oscuridad.”[2]
[2] Kyogyoshinsho – On
Teaching, Practice, Faith, and Enlightenment, chapter II, translated by Hisao Inagaki, Numata Center
for Buddhist Translation and Research, Kyoto, 2003, p. 76-77
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